jueves, 11 de septiembre de 2008
Febrero 2008 - Justicia natural
En el rubro recitales o revistas de tango, históricamente se le ha dado
más importancia a cantantes, actores, músicos y orquestas. Al bailarín, salvo
contadas excepciones, se lo consideraba figura decorativa de las obras o conciertos. Afortunadamente en los últimos años esto ha ido cambiando. Pero, aún permanece
en algunos circuitos cierta creencia que relega el baile a un lugar secundario.
In the area of tango recitals or musicals, historically, singers, actors, musicians and orchestras have been considered most important. The dancer, except for some exceptions, was considered a decoration in the play or concert. Fortunately in recent years this has been changing. But, in some circuits, a certain belief still remains that relegates the dance to a secondary position.
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En las marquesinas de los teatros y en las listas de artistas protagonistas de festivales de tango, casi nunca el “cartel” del bailarín está equiparado al de cantantes, músicos y orquestas. Las raras excepciones son aquellas en donde los mismos bailarines producen las obras o festivales. Para ellos, la difusión es muy costosa y no suelen figurar en los principales titulares de los diarios. En la historia del cine argentino se ve claramente esta omisión: hay escasísimas escenas de baile de tango en su gran época de oro. Vale recordar la corta escena de baile del Cachafaz en la película Tango, donde la cámara toma a los bailarines de la cadera para arriba, siendo que toda la complejidad se expresaba con las piernas. El baile siempre fue visto como algo tan natural, que no era considerado como un hecho artístico. Lamentablemente a ningún cineasta se le ocurrió documentar el gran fenómeno de la danza del tango de los '30, '40 y '50. Tardó mucho tiempo en que comenzara a considerárselo como un arte. El quiebre lo produjo el espectáculo Tango Argentino de Claudio Segovia y Héctor Orezzoli, de gran éxito en Broadway en 1985. Si bien el objetivo del espectáculo no era promocionar particularmente a los bailarines, la danza ocupaba gran parte del show, y nunca había sido mostrada con tal lujo y con los mejores del tango compartiendo un sólo escenario. El mundo se fascinó con ese baile en pareja tan intrincado como romántico. Pero, aún los productores y los medios de comunicación no comprenden del todo que el baile también puede ser negocio. De hecho lo es. En el mundo hoy se baila tango argentino socialmente, y por algo Hollywood lo pone en sus películas. Es verdad que se le está dando más lugar al baile como elemento primordial en los espectáculos, pero no al bailarín como figura protagonista, y con “cartel” a la par de cantantes, músicos y orquestas. Quizás el motivo es que las discográficas promueven a sus artistas y no existe aún el equivalente en la difusión de los bailarines, por ejemplo, en soporte de video a nivel masivo. Otro motivo de esta diferencia podría ser que para ver bailar, se requiere una atención particular. En cambio la música y el canto acompañan, se pueden escuchar mientras uno hace otras cosas, y esto hace más fácil su disfrute.
Fue una sorpresa escuchar últimamente a organizadores de eventos de tango en Buenos Aires quejarse: “ahora todo es baile, hay que insistir con los conciertos de música”. O a la cantante uruguaya Malena Muyala decir en el programa de tv “Tocá madera”, que en Montevideo el ambiente del tango para cantantes y músicos está creciendo gracias al fenómeno del baile del tango.
Mientras escribo esto, se me dibuja una sonrisa en el rostro. •
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Natural justice
In the marquis of theaters and in the list of participants in tango festivals, the name of the dancer is almost never comparable to that of singers, musicians and orchestras. The rare exceptions are those where it is the dancers themselves who produce the plays or festivals. For them, promotion is very costly and they do not usually appear in the main newspaper headlines. In the history of Argentine movies this omission is seen clearly: during its great golden era there are extremely few tango dance scenes. It is worth remembering the short dance scene by el Cachafaz in the movie Tango, where the camera takes the dancers from the hip up, while all the complexity was expressed with the legs. Dancing was always seen as something so natural that it was not considered an art. Sadly no filmmaker thought to document the great phenomenon of the dance of tango in the 30s, 40s and 50s. It took a lot of time for it to be considered as an art form. The turning point happened with the show Tango Argentino of Claudio Segovia and Hector Orezzoli, a great success on Broadway in 1985. Though the objective of the show was not particularly to promote the dancers, dance occupied a great part of the show, and it had never been displayed with such luxury, with the best tango dancers sharing the same stage. The world was fascinated by that partner dance as intricate as it was romantic. But the producers and the mass media still do not understand that dance can also be a business. In fact it is. In the world today Argentine tango is danced socially, and there is a reason why Hollywood puts it in its movies. While it is true that the dance is given more room as a fundamental element in the show, the dancer is not seen as a protagonist, with credits similar to those of singers, musicians and orchestras. Perhaps the reason is that the record companies promote their artists and the equivalent for dancers still does not exist, for example, as backup for massive video distribution. Another reason for this difference could be that to watch dancing a special kind of attention is required. On the other hand, music and singing keep you company; one can listen to them while one does other things, and this makes it easier to enjoy them.
It was a surprise to listen recently to tango events organizers in Buenos Aires complain: “Now it is all about the dance, one must insist with the musical concerts”. Or to hear Uruguayan singer Malena Muyala say in the TV program Tocá madera, that in Montevideo the tango environment for singers and musicians is growing thanks to the phenomenon of tango dancing.
While I write this, I smile to myself. •
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Publicado en El Tangauta - EDICION nro 160
Traducción: Dolores Longo.
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